El mar de la tecnología está picado, está convulso, y así permanecerá por un tiempo. Luego vendrán episodios de calma para ser desplazados por la nueva disrupción tecnológica.
Mi trayectoria en el mundo de la tecnología de información empezó unas algunas decadas atrás, y he visto mares en calma y mares tempestuosos. De estos ciclos de incertidumbre mezclada con innovación he sacado tres conclusiones para navegarlos:
LA ADAPTABILIDAD Y EL APRENDIZAJE CONTINUO SON ESCENCIALES
En un entorno con cambios drásticos y rápidos, la única forma de no naufragar es ser flexible, adaptarse constantemente a las nuevas condiciones y aprender a manejar las nuevas "olas" tecnológicas que surjan. La rigidez o el apego a viejos métodos te llevarán al fracaso que tanto buscas evitar.
CADA DISRUPCIÓN REPRESENTA UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Los ciclos de mares tempestuosos no son sólo una amenaza, son el preludio de la nueva disrupción tecnológica. Estos momentos de caos son precisamente los que abren la puerta a la innovación y a nuevas oportunidades de negocio o desarrollo. En lugar de temer la tormenta, hay que aprender a usar sus vientos a favor.
ES CRUCIAL MANTENER UNA PERSPECTIVA A LARGO PLAZO
Tanto la tempestad como la calma son fases temporales. Esta perspectiva a largo plazo evita dos grandes errores: entrar en pánico durante la crisis y volverse complaciente durante los períodos de estabilidad. La clave es mantener la mentalidad de navegante, aprovechar la calma para prepararnos para la tormenta, y aprovechar la tormenta para convertirnos en algo mejor.